Considerada como una de las ciudades más ecologistas del mundo, Copenhague es una ciudad dónde tradición y modernidad van de la mano.
Llegamos un jueves por la mañana, bajo un sol inusual y con muchas ganas de conocer. Nos alojamos en un apartamento cerca del centro, en Norrebro, el barrio más multicultural y pintoresco de la ciudad. Dejamos los bártulos y nos fuimos directos a la parte más antigua, dónde estuvimos callejeando sin un rumbo concreto. Así pues paseamos por delante del Tívoli, el Ayuntamiento, Stroget, la universidad y el palacio de Christianborg, pasando también por el Teatro Real hasta llegar a Nyhavn, dónde una puesta de sol de cuento nos sorprendió. El encanto del canal, junto con las casas de colores y los barcos de madera, daba al lugar una atmósfera especial.
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